El periódico ABC se hace eco de la aparición de Todos los besos del mundo en una noticia del 3 de octubre de 2012.
Libros / RELATOS
La editorial Xórdica reúne en un volumen los relatos
del gran escritor e inolvidable colaborador de ABC y ABC Cultural fallecido
hace un año.
A. Astorga /
MADRID
Día
02/10/2012 - 10.30h
Un año
después de su muerte, el inolvidable escritor y colaborador de ABC Félix Romeo (Zaragoza, 1968-Madrid, 2011) «vive»
a través de su obra literaria. La editorial Xórdica presenta este viernes, en Zaragoza,
«Todos los besos del mundo», -obra que estará en librerías una semana
después, a partir del 15 de octubre-, que reúne los mejores cuentos que el
autor dotado de una bonhomía inalcanzable publicó durante dos décadas en
distintos medios, entre ellos ABC, y que nunca habían sido recopilados en un
volumen, como lo hace ahora Xórdica.
Estos
maravillosos relatos abrazan las obsesiones y pasiones que Félix
Romeo expresó en todos sus libros, y «permiten seguir su evolución como
escritor. Además, la forma breve del relato le permitió mostrar una intimidad
especial, doméstica y extraña, aparentemente cotidiana y, al mismo tiempo,
reflejo de la complejidad del mundo», destacan los editores.
«Todos
los besos del mundo» reúne historias familiares, algunas de ellas basadas
en su memoria personal, relatos sobre las relaciones de pareja y su imposible
equilibrio, su amor por las ciudades, los libros, la amistad, la vida. Sus
relatos «nos hieren y nos sanan como si fueran a la vez veneno y antídoto»,
subraya la editorial Xórdica. «Con su indescriptible melancolía, sus historias
de personajes que buscan la felicidad nos acompañarán siempre».
Herido por las letras
Félix Romeo
nació en Zaragoza en 1968. Escritor, crítico literario, columnista,
traductor, agitador cultural, colaborador de radio y televisión, dirigió el
programa «La mandrágora» (RTVE), -que mereció una mención del Premio Ondas-,
publicó las novelas «Dibujos animados» (1994), «Discothèque» (2001), «Amarillo»
(2008) y «Noche de los enamorados» (2008). Colaboró en ABC y en ABC Cultural,
donde durante años firmó la sección «Far Web» y publicó crítica de libros.
Félix Romeo
era un hombre herido por las letras, como dice su buen amigo Javier Tomeo,
«amorosa e irremediablemente herido por las letras». Ignacio Martínez de
Pisón lo dibujaba como una maravillosa persona que «sabía que los
buenos libros están hechos con los mismos materiales con los que está hecha la
vida: lágrimas y dolor, pero también risa y alegría».
Félix Romeo
falleció el 7 de octubre de 2011 a los 43 años a causa de un paro cardíaco, con
toda la vida por delante. Fue también becario de la Residencia de
Estudiantes de Madrid y, entre 1994 y 1995, estuvo encarcelado por un delito de
insumisión en Zaragoza. Asimismo, su voz se escuchaba en Radio 3, y su pulso
literario en «Letras Libres», «Revista de Libros» y «El Heraldo de Aragón».
Vertió al castellano «Sagitario», de Natalia Ginzburg; «Y si mañana el miedo»,
de Ondjaki; y «Biblioteca», de Gonçalo Tavares.
«Desbordante de una contagiosa humanidad» (J. M.
Prada)
Juan Manuel
de Prada retrataba a
Félix Romeo en ABC en un maravilloso artículo tras su muerte: «Conocí a Félix
Romeo cuando el mundo todavía era joven, en una Zaragoza jocunda y fraterna,
adonde me fui, como un buhonero de la literatura, a presentar mi primera novela
(...) Enfrente de mí, al fondo de la mesa, se sentó Félix Romeo, orondo y
ecuménico, con algo de obispo cismático y algo de sacamantecas buenote,
desbordante de una contagiosa humanidad en la que se entremezclaban el sarcasmo
hiriente y la cariñosa eutrapelia. Félix Romeo, que había estado en la cárcel
por insumiso, tenía un poco arañado el corazón, que sin embargo era cálido
como una estufa; y su inteligencia, siempre en vela, se derramaba por
doquier, ansiosa de catalogar el mundo. Como suele ocurrir con todos los
sentimentales, Romeo escondía su bondad detrás de una máscara de lobo feroz; y,
aunque era todavía muy joven, parecía haber leído todos los libros, o siquiera
haberse hecho un juicio sobre todos los libros, en el que se entremezclaban
belicosamente el entusiasmo y la arbitrariedad».
Este mundo,
sin Félix Romeo, como concluía Juan Manuel de Prada, «se torna más y más
irrecuperable». El aire es cada vez más mefítico. sin su palabras ni su voz.
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