Este es el texto que Patricio Pron leyó en la presentación de Todos los besos del mundo de Félix Romeo en la librería La Buena Vida, y que se puede consultar en su blog:
"Ejercicios de ventriloquía:
No existe ninguna razón para que la voz de un escritor sea también la de
sus personajes, por supuesto, pero uno repara en ello en pocas
ocasiones, por ejemplo cuando lee Todos los besos del mundo, la
selección de los cuentos de Félix Romeo preparada por Eva Puyó y Chusé
Raúl Usón y publicada recientemente por la editorial Xordica. Allí,
Romeo (que tenía una voz estentórea) reúne a un puñado de personajes que
hablan en susurros, perplejos como están por la belleza y la desgracia
de este mundo: escritores que no pueden dejar de pensar historias
mientras su pareja se deshace ante sus ojos, padres que ponen pistolas
en la cabeza a las personas, luchadores zaragozanos que son destrozados
en los cuadriláteros de la Ciudad de México, hijos que visitan a sus
padres en la cárcel para proponerles un arreglo insostenible, actores
que huyen unos de otros durante un viaje, un niño que ve un cordero
bicéfalo en un verano decisivo en Castellón, catadores de quesos que
quieren aprender francés, una pareja que vive una vida que (como todas)
tiene lugar sobre un cementerio desconocido. Aquí sucede algo notable, y
es que todas estas historias y sus personajes oscilan en torno a hechos
que no pueden ser mencionados o a pequeños acontecimientos cuya
significación real es indescifrable y oscura: desplazamientos a ninguna
parte, carreteras perdidas de alguna provincia española, viajes a
congresos vitivinícolas que dejan tras de sí cinco camas rotas. Ahora
que Félix Romeo ha terminado su viaje (un viaje, por otra parte, que
hubiéramos querido que fuese más largo, aunque posiblemente no hubiese
podido ser más feliz), uno repara en el hecho de que, como sucede en
algunos otros de sus libros y en la magnífica novela póstuma Noche de
los enamorados (Barcelona: Literatura Mondadori, 2012), en su obra, los
únicos personajes que se detienen son aquellos que han sido
encarcelados; aunque, por supuesto, su detención es sólo física: por
dentro siguen girando obsesivamente en torno a sí mismos y a las razones
de su encierro. Félix Romeo también conoció la cárcel (estuvo en la de
Torrero entre 1994 y 1995 por insumisión) y es posible que esa sea una
de las razones por las que estos ejercicios de ventriloquía reunidos en
Todos los besos del mundo abundan en espacios abiertos. Félix Romeo no
se detuvo jamás, y ahora que su obra parece estar concluida, a uno le
resulta difícil imaginar que esa conclusión sea también la suya propia;
prefiere imaginarlo en algún viaje, pensando como algunos de sus
personajes en las potencias de la ficción para transformar el dolor en
belleza, la desgracia en alegría, los finales en comienzos."
Eva Puyó, coeditora del libro, y la directora y guionista Ángeles González-Sinde acompañaron a Patricio Pron en la presentación.
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Presentación "Todos los besos del mundo" de Félix Romeo en Madrid |
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